Cualquier persona que conviva con un perro probablemente ha vivido esa escena: llega a casa, saluda a su mascota… y el animal se acerca directo a la zona de la entrepierna para olfatear. Para nosotros, es un momento que puede resultar gracioso, incómodo o incluso embarazoso si sucede frente a visitas. Sin embargo, para el perro, se trata de un comportamiento completamente normal y cargado de información.
Los canes viven en un mundo gobernado por olores. Mientras que nosotros dependemos principalmente de la vista y el oído, ellos usan su olfato como su principal herramienta de comunicación y análisis. En ese sentido, olfatear las partes íntimas humanas no tiene nada de indecente desde su perspectiva; es más bien su forma de “leernos” y saber quiénes somos, cómo nos sentimos y hasta detectar cambios internos en nuestro cuerpo.
A continuación, exploraremos en profundidad las razones de este comportamiento, la información que obtienen, cuándo debemos intervenir y cómo guiarlo hacia interacciones más cómodas para todos.
1. El poder del olfato canino
Un perro no solo huele más que nosotros, huele mejor y más profundamente. Tiene entre 120 y 300 millones de receptores olfativos, frente a nuestros escasos 5 a 10 millones. Además, dedica una gran parte de su cerebro exclusivamente a procesar olores. También cuenta con un órgano especializado llamado vomeronasal o de Jacobson, que detecta feromonas, señales químicas invisibles para los humanos.
Las glándulas apocrinas humanas, encargadas de producir estas feromonas, están especialmente concentradas en axilas, ingle y zona genital. Por eso, para un perro, acercarse a oler esa zona es la manera más directa de obtener información clave sobre una persona.
2. Qué información obtiene el perro
Cuando un perro olfatea nuestras partes íntimas, puede “leer” datos que ni siquiera imaginamos:
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Identidad personal: Reconoce si nos ha olido antes o si somos nuevos para él.
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Sexo y edad aproximada: Las feromonas transmiten información biológica.
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Estado emocional: El estrés, la felicidad o el miedo alteran nuestro olor corporal.
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Cambios hormonales: Detecta menstruación, ovulación, embarazo o lactancia.
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Estado de salud: Algunos perros incluso son capaces de identificar enfermedades como infecciones o desequilibrios metabólicos.
Para ellos, todo esto forma parte de un “escaneo” social completamente normal.
3. ¿Es normal o debo preocuparme?
Es normal cuando:
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Sucede al saludar y dura apenas unos segundos.
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Es parte de su curiosidad y exploración cotidiana.
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El perro no muestra signos de ansiedad o obsesión.
Puede requerir corrección si:
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Insiste de forma repetitiva e invasiva.
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Lo hace con personas que claramente se sienten incómodas.
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Interrumpe interacciones sociales o provoca tensión.
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Se convierte en una conducta obsesiva, indicativa de estrés o aburrimiento.
4. Cómo manejar y redirigir este comportamiento
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Ofrecer una alternativa para saludar
Enseña a tu perro a oler primero la mano de la persona. Esto le permite obtener información sin invadir el espacio íntimo. -
Comandos de autocontrol
Practica órdenes como “sentado” o “quieto” antes de permitir el saludo. Refuerza con premios cada vez que respete la distancia. -
Juegos olfativos
Utiliza alfombrillas de olfato o esconde golosinas en casa para que sacie su necesidad de investigar olores. -
Refuerzo positivo
Premia el comportamiento correcto: un saludo breve y respetuoso debe recibir elogios o snacks. -
Preparar el ambiente con visitas
Cuando lleguen invitados, mantenlo con correa o entretenlo con un juguete mientras se acomoda la situación.
5. Tabla resumen
Motivo del olfateo | Información que obtiene | Estrategia para manejarlo |
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Curiosidad social | Identidad, familiaridad | Ofrecer la mano para oler |
Cambios hormonales | Menstruación, embarazo | Distracción con juegos |
Estado emocional | Estrés, alegría | Comandos de calma |
Reconocimiento de salud | Enfermedades o cambios | Redirección con refuerzo |
6. Consejos adicionales para guiar el comportamiento
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Mantén rutinas diarias de ejercicio y estimulación mental. Un perro cansado y satisfecho es menos insistente.
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No castigues el olfateo: para él es natural. La clave está en redirigir, no reprimir.
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Si la conducta es muy repetitiva, evalúa si hay ansiedad o falta de estimulación.
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Educa a las visitas para que colaboren ofreciendo la mano y no reaccionen de forma exagerada.
7. Conclusión
Olfatear las partes íntimas humanas es, para los perros, una ventana directa a nuestra “tarjeta de presentación química”. No tiene nada que ver con malas intenciones, sino con su forma de entender el mundo.
Como guías responsables, nuestro papel es enseñarles maneras socialmente aceptables de saludar y explorar, para que puedan seguir comunicándose sin incomodar a las personas. Con paciencia, consistencia y alternativas adecuadas, es posible encontrar el equilibrio entre su naturaleza y nuestra comodidad.